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diumenge, 13 d’octubre del 2013

Charles Darwin

Charles Robert Darwin nació en Sherewsbury el 12 de febrero de 1809. Fue el segundo hijo varón de Robert Waring Darwin, médico de fama en la localidad, y de Susannah Wedgwood, hija de un célebre ceramista del Staffordshire, Josiah Wedgwood, promotor de la construcción de un canal para unir la región con las costas y miembro de la Royal Society. Su abuelo paterno, Erasmus Darwin, fue también un conocido médico e importante naturalista, autor de un extenso poema en pareados heroicos que presentaba una alegoría del sistema linneano de clasificación sexual de las plantas, el cual fue un éxito literario del momento; por lo demás, sus teorías acerca de la herencia de los caracteres adquiridos estaban destinadas a caer en descrédito por obra, precisamente, de su nieto. Además de su hermano, cinco años mayor que él, Charles tuvo tres hermanas también mayores y una hermana menor. Tras la muerte de su madre en 1817, su educación transcurrió en una escuela local y en su vejez recordó su experiencia allí como lo peor que pudo sucederle a su desarrollo intelectual. Ya desde la infancia dio muestras de un gusto por la historia natural que él consideró innato y, en especial, de una gran afición por coleccionar cosas (conchas, sellos, monedas, minerales) el tipo de pasión «que le lleva a uno a convertirse en un naturalista sistemático, en un experto, o en un avaro».
En octubre de 1825 Darwin ingresó en la Universidad de Edimburgo para estudiar medicina por decisión de su padre, al que siempre recordó con cariño y admiración (y con un respeto no exento de connotaciones psicoanalíticas); la hipocondría de su edad adulta combinó la desconfianza en los médicos con la fe ilimitada en el instinto y los métodos de tratamiento paternos. Sin embargo Darwin no consiguió interesarse por la carrera; a la repugnancia por las operaciones quirúrgicas y a la incapacidad del profesorado para captar su atención, vino a sumarse el creciente convencimiento de que la herencia de su padre le iba a permitir una confortable subsistencia sin necesidad de ejercer una profesión como la de médico. De modo que, al cabo de dos cursos, su padre, dispuesto a impedir que se convirtiera en un ocioso hijo de familia, le propuso una carrera eclesiástica. Tras resolver los propios escrúpulos acerca de su fe, Darwin aceptó con gusto la idea de llegar a ser un clérigo rural y, a principios de 1828, después de haber refrescado su formación clásica, ingresó en el Christ's College de Cambridge.
Una nueva vida
Pero en Cambridge, como antes en Edimburgo y en la escuela, Darwin perdió el tiempo por lo que al estudio se refiere, a menudo descuidado para dar satisfacción a su pasión por la caza y por montar a caballo, actividades que ocasionalmente culminaban en cenas con amigos de las que Darwin conservó un recuerdo -posiblemente exagerado- como de auténticas francachelas. Con todo, su indolencia quedó temperada por la adquisición de sendos gustos por la pintura y la música, de los que él mismo se sorprendió más tarde, dada su absoluta carencia de oído musical y su incapacidad para el dibujo (un «mal irremediable», junto con su desconocimiento práctico de la disección, que representó una desventaja para sus trabajos posteriores).
Más que de los estudios académicos que se vio obligado a cursar, Darwin extrajo provecho en Cambridge de su asistencia voluntaria a las clases del botánico y entomólogo reverendo John Henslow, cuya amistad le reportó «un beneficio inestimable» y que tuvo una intervención directa en dos acontecimientos que determinaron su futuro: por una parte, al término de sus estudios en abril de 1831, Henslow le convenció de que se interesase por la geología, materia por la que las clases recibidas en Edimburgo le habían hecho concebir verdadera aversión, y le presentó a Adam Sedgwick, fundador del sistema cambriano, quien inició precisamente sus estudios sobre el mismo en una expedición al norte de Gales realizada en abril de ese mismo año en compañía de Darwin (treinta años más tarde, Henslow se vería obligado a defender al discípulo común ante las violentas críticas dirigidas por Sedgwick a las ideas evolucionistas); por otra parte, lo que es aún más importante, fue Henslow quien le proporcionó a Darwin la oportunidad de embarcarse como naturalista con el capitán Robert Fitzroy y acompañarle en el viaje que éste se proponía realizar a bordo del Beagle alrededor del mundo.

Charles Darwin
En un principio su padre se opuso al proyecto, manifestando que sólo cambiaría de opinión si «alguien con sentido común» era capaz de considerar aconsejable el viaje. Ese alguien fue su tío -y futuro suegro- Josiah Wedgwood, quien intercedió en favor de que su joven sobrino cumpliera el objetivo de viajar que Darwin se había fijado ya meses antes, cuando la lectura de Humboldt suscitó en él un deseo inmediato de visitar Tenerife y empezó a aprender castellano y a informarse acerca de los precios del pasaje. El 27 de diciembre de 1831 el Beagle zarpó de Davenport con Darwin a bordo y dispuesto a comenzar la que él llamó su «segunda vida», tras dos meses de desalentadora espera en Plymouth, mientras la nave era reparada de los desperfectos ocasionados en su viaje anterior, y después de que la galerna frustrara dos intentos de partida. Durante ese tiempo, Darwin experimentó «palpitaciones y dolores en el corazón» de origen más que probablemente nervioso, como quizá también lo habrían de ser más tarde sus frecuentes postraciones. Sin saberlo, Darwin había corrido el riesgo de ser rechazado por Fitzroy, ya que éste, convencido seguidor de las teorías fisiognómicas del sacerdote suizo Johann Caspar Lavater estimó en un principio que la nariz del naturalista no revelaba energía y determinación suficientes para la empresa.
El viaje del Beagle
El objetivo de la expedición dirigida por Fitzroy era el de completar el estudio topográfico de los territorios de la Patagonia y la Tierra del Fuego, el trazado de las costas de Chile, Perú y algunas islas del Pacífico y la realización de una cadena de medidas cronométricas alrededor del mundo. El periplo, de casi cinco años de duración, llevó a Darwin a lo largo de las costas de América del Sur, para regresar luego durante el último año visitando las islas Galápagos, Tahití, Nueva Zelanda, Australia, Mauricio y Sudáfrica. Durante ese período su talante experimentó una profunda transformación. La antigua pasión por la caza sobrevivió los dos primeros años con toda su fuerza y fue él mismo quien se encargó de disparar sobre los pájaros y animales que pasaron a engrosar sus colecciones; poco a poco, sin embargo, esta tarea fue quedando encomendada a su criado a medida que su atención resultaba cada vez más absorbida por los aspectos científicos de su actividad.
El estudio de la geología fue, en un principio, el factor que más contribuyó a convertir el viaje en la verdadera formación de Darwin como investigador, ya que con él entró inexcusablemente en juego la necesidad de razonar. Darwin se llevó consigo el primer volumen de los Principles of Geology de Charles Lyell, autor de la teoría llamada de las causas actuales y que habría de ser su colaborador en la exposición del evolucionismo; desde el reconocimiento de los primeros terrenos geológicos que visitó (la isla de São Tiago, en Cabo Verde), Darwin quedó convencido de la superioridad del enfoque preconizado por Lyell. En Sao Tiago tuvo por vez primera la idea de que las rocas blancas que observaba habían sido producidas por la lava derretida de antiguas erupciones volcánicas, la cual, al deslizarse hasta el fondo del mar, habría arrastrado conchas y corales triturados comunicándoles consistencia rocosa. Hacia el final del viaje, Darwin tuvo noticia de que Sedgwick había expresado a su padre la opinión de que el joven se convertiría en un científico importante; el acertado pronóstico era el resultado de la lectura por Henslow, ante la Philosophical Society de Cambridge, de algunas de las cartas remitidas por Darwin.
La teoría sobre la formación de los arrecifes de coral por el crecimiento de éste en los bordes y en la cima de islas que se iban hundiendo lentamente, fue el primero en ver la luz (1842) de entre los logros científicos obtenidos por Darwin durante el viaje. Junto a éste y al establecimiento de la estructura geológica de algunas islas como Santa Elena, está el descubrimiento de la existencia de una cierta semejanza entre la fauna y la flora de las islas Galápagos con las de América del Sur, así como de diferencias entre los ejemplares de un mismo animal o planta recogidos en las distintas islas, lo que le hizo sospechar que la teoría de la estabilidad de las especies podría ser puesta en entredicho. Fue la elaboración teórica de esas observaciones la que, años después, resultó en su enunciado de las tesis evolutivas.
Darwin regresó a Inglaterra el 2 de octubre de 1836; el cambio experimentado en esos años debió de ser tan notable que su padre, «el más agudo observador que se haya visto de natural escéptico y que estaba lejos de creer en la frenología», al volverlo a ver dictaminó que la forma de su cabeza había cambiado por completo. También su salud se había alterado; hacia el final del viaje se mareaba con más facilidad que en sus comienzos, y en el otoño de 1834 había estado enfermo durante un mes. Se ha especulado con la posibilidad de que en marzo de 1835 contrajera una infección latente de la llamada enfermedad de Chagas como consecuencia de la picadura de un insecto. De todos modos desde su llegada hasta comienzos de 1839 Darwin vivió los meses más activos de su vida, pese a las pérdidas de tiempo que le supuso el sentirse ocasionalmente indispuesto. Trabajó en la redacción de su diario del viaje (publicado en 1839) y en la elaboración de dos textos que presentaran sus observaciones geológicas y zoológicas. Instalado en Londres desde marzo de 1837, se dedicó a «hacer un poco de sociedad», actuando como secretario honorario de la Geological Society y tomando contacto con Lyell. En julio de ese año empezó a escribir su primer cuaderno de notas sobre sus nuevos puntos de vista acerca de la «transmutación de las especies», que se le fueron imponiendo al reflexionar acerca de sus propias observaciones sobre la clasificación, las afinidades y los instintos de los animales, y también como consecuencia de un estudio exhaustivo de cuantas informaciones pudo recoger relativas a las transformaciones experimentadas por especies de plantas y animales domésticos debido a la intervención de criadores y horticultores.
Sus investigaciones, realizadas sobre la base de «auténticos principios baconianos», pronto le convencieron de que la selección era la clave del éxito humano en la obtención de mejoras útiles en las razas de plantas y animales. La posibilidad de que esa misma selección actuara sobre los organismos que vivían en un estado natural se le hizo patente cuando en octubre de 1838 leyó «como pasatiempo» el ensayo de Malthus sobre la población, dispuesto como se hallaba, por sus prolongadas observaciones sobre los hábitos de animales y plantas, a percibir la presencia universal de la lucha por la existencia, se le ocurrió al instante que, en esas circunstancias, las variaciones favorables tenderían a conservarse, mientras que las desfavorables desaparecerían, con el resultado de la formación de nuevas especies. Darwin estimó que, «al fin, había conseguido una teoría con la que trabajar»; sin embargo, preocupado por evitar los prejuicios, decidió abstenerse por un tiempo de «escribir siquiera el más sucinto esbozo de la misma». En junio de 1842 se permitió el placer privado de un resumen muy breve -35 páginas escritas a lápiz-, que amplió hasta 230 páginas en el verano del año 1844.
Por entonces, Darwin había contraído matrimonio el 29 de enero de 1839 con su prima Emma Wedgwood. Residieron en Londres hasta septiembre de 1842, cuando la familia se instaló en Down, en el condado de Kent, buscando un género de vida que se adecuase mejor a los frecuentes períodos de enfermedad que, a partir del regreso de su viaje, afligieron constantemente a Darwin. Por lo demás, los años de Londres fueron, por lo que a vida social se refiere, un preludio del retiro casi total en el que vivió en Down hasta el final de sus días. El 27 de diciembre de 1839 nació el primer hijo del matrimonio y Darwin inició con él una serie de observaciones, que se prolongaron a lo largo de los años, sobre la expresión de las emociones en el hombre y en los animales. Tuvo diez hijos, seis varones y cuatro mujeres, nacidos entre 1839 y 1856, de los que dos niñas y un niño murieron en la infancia.
La teoría de la evolución
Durante los primeros años de su estancia en Down, Darwin completó la redacción de sus trabajos sobre temas geológicos y se ocupó también de una nueva edición de su diario de viaje, que en un principio había aparecido formando parte de la obra publicada por Fitzroy sobre sus expediciones; en las notas autobiográficas que redactó en 1876 (reveladoramente tituladas como Recollections of the Development of my Mind and Character), Darwin reconoció que «el éxito de este mi primer retoño literario siempre enardece mi vanidad más que el de cualquier otro de mis libros». De 1846 a 1854 Darwin estuvo ocupado en la redacción de sus monografías sobre los cirrípodos, por los que se había interesado durante su estancia en las costas de Chile al hallar ejemplares de un tipo que planteaba problemas de clasificación. Esos años de trabajo sirvieron para convertirlo en un verdadero naturalista según las exigencias de su época, añadiendo al aprendizaje práctico adquirido durante el viaje la formación teórica necesaria para abordar el problema de las relaciones entre la historia natural y la taxonomía. Además, sus estudios sobre los percebes le reportaron una sólida reputación entre los especialistas, siendo premiados en noviembre de 1853 por la Royal Society, de la que Darwin era miembro desde 1839.
A comienzos de 1856 Lyell aconsejó a Darwin que trabajara en el completo desarrollo de sus ideas acerca de la evolución de las especies. Darwin emprendió entonces la redacción de una obra que, aun estando concebida a una escala tres o cuatro veces superior de la que luego había de ser la del texto efectivamente publicado, representaba, en su opinión, un mero resumen del material recogido al respecto. Pero, cuando se hallaba hacia la mitad del trabajo, sus planes se fueron al traste por un suceso que precipitó los acontecimientos: en el verano de 1858 recibió un manuscrito que contenía una breve pero explícita exposición de una teoría de la evolución por selección natural, que coincidía exactamente con sus propios puntos de vista. El texto, remitido desde la isla de Ternate, en las Molucas, era obra de Alfred Russell Wallace, un naturalista que desde 1854 se hallaba en el archipiélago malayo y que ya en 1856 había enviado a Darwin un artículo sobre la aparición de especies nuevas con el que éste se sintió ampliamente identificado. En su nuevo trabajo, Wallace hablaba como Darwin, de «lucha por la existencia», una idea que, curiosamente, también le había venido inspirada por la lectura de Malthus. Darwin puso a Lyell en antecedentes del asunto y le comunicó sus vacilaciones acerca de cómo proceder respecto de la publicación de sus propias teorías, llegando a manifestar su intención de destruir sus propios escritos antes que aparecer como un usurpador de los derechos de Wallace a la prioridad. El incidente se saldó de manera salomónica merced a la intervención de Lyell y del botánico Joseph Dalton Hooker, futuro director de los Kew Gardens creados por su padre y uno de los principales defensores de las teorías evolucionistas de Darwin, con quien le unió una estrecha amistad desde 1843. Siguiendo el consejo de ambos, Darwin resumió su manuscrito, que fue presentado por Lyell y Hooker ante la Linnean Society el 1 de julio de 1858, junto con el trabajo de Wallace y con un extracto de una carta remitida por Darwin el 5 de septiembre de 1857 al botánico estadounidense Asa Gray, en el que constaba un esbozo de su teoría. Wallace no puso nunca en cuestión la corrección del procedimiento; más tarde, en 1887, manifestó su satisfacción por la manera en que todo se había desarrollado, aduciendo que él no poseía «el amor por el trabajo, el experimento y el detalle tan preeminente en Darwin, sin el cual cualquier cosa que yo hubiera podido escribir no habría convencido nunca a nadie».
Tras el episodio, Darwin se vio obligado a dejar de lado sus vacilaciones por lo que a la publicidad de sus ideas se refería y abordó la tarea de reducir la escala de la obra que tenía entre manos para enviarla cuanto antes a la imprenta; en «trece meses y diez días de duro trabajo» quedó por fin redactado el libro On the Origin of Species by means of Natural Selection, or the Preservation of Favoured Races in the Struggle for Life, del que los primeros 1.250 ejemplares se vendieron el mismo día de su aparición, el 24 de noviembre de 1859. Las implicaciones teológicas de la obra, que atribuía a la selección natural facultades hasta entonces reservadas a la divinidad, fueron causa de que inmediatamente empezara a formarse una enconada oposición, capitaneada por el paleontólogo Richard Owen, quien veinte años antes había acogido con entusiasmo las colecciones de fósiles traídas por Darwin de su viaje. En una memorable sesión de la British Association for the Advancement of Science que tuvo lugar en Oxford el 30 de junio de 1860, el obispo Samuel Wilberforce en calidad de portavoz del partido de Owen ridiculizó con brillante elocuencia las tesis evolucionistas, provocando una contundente réplica por parte de Thomas Henry Huxley, zoólogo, que fue el principal defensor ante la oposición religiosa de las tesis de Darwin, ganándose el sobrenombre de su bulldog. A la pregunta de Wilberforce sobre si a Huxley le hubiera sido indiferente saber que su abuelo había sido un mono, la respuesta inmediata fue, según el testimonio de Lyell: «Estaría en la misma situación que su señoría».
Darwin se mantuvo apartado de la intervención directa en la controversia pública hasta 1871, cuando se publicó su obra The Descent of Man and Selection in Relation to Sex, donde expuso sus argumentos en favor de la tesis de que el hombre había aparecido sobre la Tierra por medios exclusivamente naturales. Tres años antes había aparecido su estudio sobre la variación en animales y plantas por los efectos de la selección artificial, en el que trató de formular una teoría sobre el origen de la vida en general («pangénesis»), que resultó ser la más pobre de sus aportaciones a la biología. En 1872, con The Expression of the Emotions in Man and Animals, obra seminal de lo que luego sería el estudio moderno del comportamiento, Darwin puso fin a sus preocupaciones por los problemas teóricos y dedicó los últimos diez años de su vida a diversas investigaciones en el campo de la botánica.
A finales de 1881 comenzó a padecer graves problemas cardíacos y falleció a consecuencia de un ataque al corazón el 19 de abril de 1882.

Aristóteles

Aristóteles nació en el año 384 a.C. en una pequeña localidad macedonia cercana al monte Athos llamada Estagira, de donde proviene su sobrenombre, el Estagirita. Su padre, Nicómaco, era médico de la corte de Amintas III, padre de Filipo y, por tanto, abuelo de Alejandro Magno. Nicómaco pertenecía a la familia de los Asclepíades, que se reclamaba descendiente del dios fundador de la medicina y cuyo saber se transmitía de generación en generación. Ello invita a pensar que Aristóteles fue iniciado de niño en los secretos de la medicina y de ahí le vino su afición a la investigación experimental y a la ciencia positiva. Huérfano de padre y madre en plena adolescencia, fue adoptado por Proxeno, al cual pudo mostrar años después su gratitud adoptando a un hijo suyo llamado Nicanor.

Aristóteles
En el año 367, es decir, cuando contaba diecisiete años de edad, fue enviado a Atenas para estudiar en la Academia de Platón. No se sabe qué clase de relación personal se estableció entre ambos filósofos, pero, a juzgar por las escasas referencias que hacen el uno del otro en sus escritos, no cabe hablar de una amistad imperecedera. Lo cual, por otra parte, resulta lógico si se tiene en cuenta que Aristóteles iba a iniciar su propio sistema filosófico fundándolo en una profunda critica al platónico. Ambos partían de Sócrates y de su concepto de eidos, pero las dificultades de Platón para insertar su mundo eidético, el de las ideas, en el mundo real obligaron a Aristóteles a ir perfilando términos como «sustancia», «esencia» y «forma» que le alejarían definitivamente de la Academia. En cambio es absolutamente falsa la leyenda según la cual Aristóteles se marchó de Atenas despechado porque Platón, a su muerte, designase a su sobrino Espeusipo para hacerse cargo de la Academia. En su condición de macedonio Aristóteles no era legalmente elegible para ese puesto.
Alejandro Magno en el horizonte
A la muerte de Platón, ocurrida en el 348, Aristóteles contaba treinta y seis años de edad, habla pasado veinte de ellos simultaneando la enseñanza con el estudio y se encontraba en Atenas, como suele decirse, sin oficio ni beneficio. Así que no debió de pensárselo mucho cuando supo que Hermias de Atarneo, un soldado de fortuna griego (por más detalles, eunuco) que se habla apoderado del sector noroeste de Asia Menor, estaba reuniendo en la ciudad de Axos a cuantos discípulos de la Academia quisieran colaborar con él en la helenización de sus dominios. Aristóteles se instaló en Axos en compañía de Xenócrates de Calcedonia, un colega académico, y de Teofrasto, discípulo y futuro heredero del legado aristotélico.
El Estagirita pasaría allí tres años apacibles y fructíferos, dedicándose a la enseñanza, a la escritura (gran parte de su Política la redactó allí) y a la reproducción, ya que primero se casó con una sobrina de Hermias llamada Pitias, con la que tuvo una hija. Pitias debió de morir muy poco después y Aristóteles se unió a otra estagirita, de nombre Erpilis, que le dio un hijo, Nicómaco, al que dedicaría su Ética. Dado que el propio Aristóteles dejó escrito que el varón debe casarse a los treinta y siete años y la mujer a los dieciocho, resulta fácil deducir qué edades debían tener una y otra cuando se unió a ellas.
Tras el asesinato de Hermias, en el 345, Aristóteles se instaló en Mitilene (isla de Lesbos), dedicándose, en compañía de Teofrasto, al estudio de la biología. Dos años más tarde, en el 343, fue contratado por Filipo de Macedonia para que se hiciese cargo de la educación de su hijo Alejandro, a la sazón de trece años de edad. Tampoco se sabe mucho de la relación entre ambos, ya que las leyendas y las falsificaciones han borrado todo rastro de verdad. Pero de ser cierto el carácter que sus contemporáneos atribuyen a Alejandro (al que tachan unánimemente de arrogante, bebedor, cruel, vengativo e ignorante), no se advierte rasgo alguno de la influencia que Aristóteles pudo ejercer sobre él. Como tampoco se advierte la influencia de Alejandro sobre su maestro en el terreno político, pues Aristóteles seguía predicando la superioridad de las ciudades estado cuando su presunto discípulo estaba poniendo ya las bases de un imperio universal sin el que, al decir de los historiadores, la civilización helénica hubiera sucumbido mucho antes.
La vuelta a casa
Poco después de la muerte de Filipo, Alejandro hizo ejecutar a un sobrino de Aristóteles, Calístenes de Olinto, a quien acusaba de traidor. Conociendo el carácter vengativo de su discípulo, Aristóteles se refugió un año en sus propiedades de Estagira, trasladándose en el 334 a Atenas para fundar, siempre en compañía de Teofrasto, el Liceo, una institución pedagógica que durante años habría de competir con la Academia platónica, dirigida en ese momento por su viejo camarada Xenócrates de Calcedonia.
Los once años que median entre su regreso a Atenas y la muerte de Alejandro, en el 323, fueron aprovechados por Aristóteles para llevar a cabo una profunda revisión de una obra que, al decir de Hegel, constituye el fundamento de todas las ciencias. Para decirlo de la forma más sucinta posible, Aristóteles fue un prodigioso sintetizador del saber, tan atento a las generalizaciones que constituyen la ciencia como a las diferencias que no sólo distinguen a los individuos entre sí, sino que impiden la reducción de los grandes géneros de fenómenos y las ciencias que los estudian. Como él mismo dice, los seres pueden ser móviles e inmóviles, y al mismo tiempo separados (de la materia) o no separados. La ciencia que estudia los seres móviles y no separados es la física; la de los seres inmóviles y no separados es la matemática, y la de los seres inmóviles y separados, la teología.

Platón y Aristóteles en La Escuela de Atenas, de Rafael
La amplitud y la profundidad de su pensamiento son tales que fue preciso esperar dos mil años para que surgiese alguien de talla parecida. Y durante ese período su autoridad llegó a quedar tan establecida e incuestionada como la que ejercía la Iglesia, y tanto en la ciencia como en la filosofía todo intento de avance intelectual ha tenido que empezar con un ataque a cualquiera de los principios filosóficos aristotélicos.
Sin embargo, el camino seguido por el pensamiento de Aristóteles hasta alcanzar su actual preeminencia es tan asombroso que, aun descontando lo que la leyenda haya podido añadir, parece un argumento de novela de aventuras.
La aventura de los manuscritos
Con la muerte de Alejandro, en el 323, se extendió en Atenas una oleada de nacionalismo (antimacedonio) desencadenado por Demóstenes, hecho que le supuso a Aristóteles enfrentarse a una acusación de impiedad. No estando en su ánimo repetir la aventura de Sócrates, Aristóteles se exilió a la isla de Chalcis, donde murió en el 322. Según la tradición, Aristóteles le cedió sus obras a Teofrasto, el cual se las cedió a su vez a Neleo, quien las envió a casa de sus padres en Esquepsis sólidamente embaladas en cajas y con la orden de que las escondiesen en una cueva para evitar que fuesen requisadas con destino a la biblioteca de Pérgamo.
Muchos años después, los herederos de Neleo se las vendieron a Apelicón de Teos, un filósofo que se las llevó consigo a Atenas. En el 86 a.C., en plena ocupación romana, Sila se enteró de la existencia de esas cajas y las requisó para enviarlas a Roma, donde fueron compradas por Tiranión el Gramático. De mano en mano, esas obras fueron sufriendo sucesivos deterioros hasta que, en el año 60 a.C., fueron adquiridas por Andrónico de Rodas, el último responsable del Liceo, quien procedió a su edición definitiva. A él se debe, por ejemplo, la invención del término «metafísica», título bajo el que se agrupan los libros VII, VIII y IX y que significa, sencillamente, que salen a continuación de la física.
Con la caída del Imperio romano, las obras de Aristóteles, como las del resto de la cultura grecorromana, desaparecieron hasta que, bien entrado el siglo XIII, fueron recuperadas por el árabe Averroes, quien las conoció a través de las versiones sirias, árabes y judías. Del total de 170 obras que los catálogos antiguos recogían, sólo se han salvado 30, que vienen a ocupar unas 2.000 páginas impresas. La mayoría de ellas proceden de los llamados escritos «acroamáticos», concebidos para ser utilizados como tratados en el Liceo y no para ser publicados. En cambio, todas las obras publicadas en vida del propio Aristóteles, escritas para el público general en forma de diálogos, se han perdido.

dimecres, 2 d’octubre del 2013

Biografías Carlos Linneo (1707-1778)


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Carlos Linneo, también conocido como Carl von Linné o Carolus Linnaeus, es llamado con frecuencia el Padre de la Taxonomía. Todavía se usa (aunque con muchos cambios) su sistema para nombrar, ordenar y clasificar los organismos vivos. Sus ideas sobre la clasificación han influenciado a generaciones de biólogos mientras vivía y mucho después de su muerte, aún a aquellos que se oponían a los fundamentos filosóficos y teológicos de su trabajo.

Biografía de Linneo
Nació el 23 de mayo de 1707, en Stenbrohult, en la provincia de Småland en el sur de Suecia. Su padre, Nils Ingemarsson Linneo, era un pastor luterano y un fanático jardinero, y Carlos mostró desde muy joven un profundo amor por las plantas y una fascinación con sus nombres.
Los padres de Carlos se sintieron decepcionados al no mostrar ningún interés ni aptitud para el sacerdocio, pero su familia se consoló algo cuando Linneo ingresó a la Universidad de Lund en 1727 para estudiar medicina. Un año después, se transfirió a la Universidad de Uppsala, la universidad de mayor prestigio en Suecia. Sin embargo, sus facilidades médicas habían sido descuidadas y se encontraba en decadencia. Linneo dedicó la mayor parte del tiempo que pasó en Uppsala recogiendo y estudiando plantas, su verdadero amor. En esa época, el entrenamiento en botánica formaba parte del plan de estudio de medicina, ya que todos los doctores tenía que preparar y prescribir medicinas derivadas de plantas.
A pesar de encontrarse restringido económicamente, Linneo organizó un expedición botánica y etnográfica a Laponia en 1731 (el retrato de arriba muestra al joven Linneo vistiendo una versión de la ropa lapona tradicional y sosteniendo un tambor de brujo). En 1734, organizó otra expedición hacia Suecia central.
Linneo viajó a los Países Bajos (Holanda) en 1735 y poco después terminó sus estudios médicos en la Universidad de Harderwijk, y entonces se inscribió en la Universidad de Leiden para continuar estudios. Ese mismo año publicó la primera edición de su clasificación de los seres vivos, el Systema Naturae. Durante estos años, se reunió o mantuvo correspondencia con los principales botánicos del mundo, y continuó desarrollando su esquema de clasificación.
Regresó a Estocolmo, Suecia, en 1738, donde practicaba la medicina (especializándose en el tratamiento de la sífilis) y daba clases; luego consiguió el nombramiento como profesor en Uppsala en 1741. En Upssala, restauró el jardín botánico (sembrando las plantas de acuerdo a su sistema de clasificación), hizo tres expediciones más a diversas partes de Suecia, e inspiró a toda una generación de estudiantes.
Hizo arreglos para que sus estudiantes fueran enviados en viajes comerciales y de exploración a todas partes del mundo: 19 de sus estudiantes salieron en estos viajes de descubrimiento. Quizás su alumno más famoso sea Daniel Solander, quien fue el naturalista a bordo durante el primer viaje alrededor del mundo del Capitán James Cook, y trajo a Europa las primeras colecciones de plantas de Australia y del Pacífico Sur. Anders Sparrman, otro de los alumnos de Linneo, fue botánico durante el segundo viaje de Cook.
Otro alumno, Pehr Kalm, viajó durante tres años por las colonias británicas en América nororiental, estudiando las plantas americanas. Otro, Carl Peter Thunberg, fue el primer naturalista occidental que, en más de un siglo, visitó Japón; no sólo estudió la flora de Japón, sino que enseño medicina occidental a practicantes japoneses. Otros de sus alumnos viajaron por América del Sur, Asia sudoriental, África y el Medio Oriente. Muchos murieron durante sus viajes.
Systema Naturae
Linneo continuó revisando su Systema Naturae que, de un simple panfleto, llegó a ser un trabajo de muchos volúmenes, a medida que sus conceptos eran modificados y a medidad que más y más especímenes de plantas y animales les eran enviados desde todos los rincones del planeta. La imágen a la derecha muestra su descripción científica de la especie humana en la novena edición de Systema Naturae. En esa época, llamaba a los humanosHomo diurnis ["hombre diurno"]. Pulse sobre la imágen para verla ampliada.
Linneo también trató de encontrar maneras de hacer que la economía sueca fuera autosuficiente y menos dependiente del comercio foráneo, ya sea aclimatando plantas valiosas para poder cultivarlas en Suecia, o encontrando sustitutos nativos. Desgraciadamente, los intentos de Linneo para crecer cacao, café, té, bananas, arroz y moreras no tuvieron éxito en el frío clima de Suecia. Sus intentos de impulsar la economía (y evitar las hambrunas que ocurrían todavía en esa época en Suecia) buscando plantas suecas que pudieran usarse como té o café y para harina y heno tampoco tuvieron éxito. Al mismo tiempo, seguía prácticando la medicina, llegando a ser médico personal de la familia real sueca.
En 1758 compró la hacienda de Hammarby, en las afueras de Uppsala, donde construyó un pequeño museo para sus extensas colecciones personales. En 1761 fue hecho noble, y se convirtió en Carl von Linné. Sus últimos años estuvieron marcados por una creciente depresión y pesimismo. Languideciendo durante varios años luego de sufrir lo que probablemente haya sido una serie de infartos ligeros en 1774, murió en 1778. Su hijo, también llamado Carlos, lo sucedió en la cátedra en Uppsala, pero nunca sobresalió como botánico. Cuando Carlos el Jóven murió cinco años más tarde sin dejar herederos, su madre y hermanas vendieron la biblioteca, manuscriptos y colecciones de historia natural de Linneo el Mayor al naturalista británico Sir James Edward Smith, quien fundó la Sociedad Linneana de Londres para que los cuidara.

Pensamiento científico de Linneo
Linneo amaba profundamente la naturaleza, y siempre se asombraba de las maravillas del mundo de los seres vivos. Sus creencias religiosas lo condujeron hacia la teología natural, una escuela de pensamiento muy antigua pero que estaba muy en boga alrededor de 1700: ya que Dios ha creado el mundo, es posible comprender la sabiduría de Dios estudiando Su creacción. Y así lo expresón en el prefacio a una edición posterior de Systema NaturaeCreationis telluris est gloria Dei ex opere Naturae per Hominem solum -- La creacción de la Tierra es la gloria de Dios, tal como sólo el Hombre lo ve por las obras de la Naturaleza. El estudio de la naturaleza revelaría el Órden Divino de la creacción de Dios, y el trabajo del naturalista era construir una "clasificación natural' que revelaría este Órden en el universo.
Linneo
Sin embargo, la taxonomía vegetal de Linneo se basaba únicamente en el número y arreglo de los órganos reproductores; la clase de una planta estaba determinada por sus estambres (órganos masculinos), y su órden por sus pistilos (órganos femeninos). Esto resultaba en muchos agrupamientos que no resultaban naturales. Por ejemplo, la Clase Monoecia, Orden Monadelphia, incluía plantas con "flores" masculinas y femeninas separadas en la misma planta (Monoecia) y con múltiples órganos masculinos agrupados con una base común (Monadelphia). Este orden incluía coníferas tales como pinos, abetos y cipreses (la diferencia entre flores verdaderas y conos de coníferas no estaba clara) pero también incluía unas pocas plantas con verdaderas flores, como el ricino (o higuereta).
Las plantas sin órganos sexuales obvios eran clasificadas en la Clase Cryptogamia, "plantas con matrimonio escondido", lo que ponía juntos a las algas, los líquenes, los hongos, los musgos y otras briofitas, y los helechos.
El mismo Linneo admitía que esto producía una "clasificación artificial", no una natural que tuvieran en cuenta todas las semejanzas y diferencias entre organismos. Pero como muchos naturalistas de su tiempo, particularmente Erasmus Darwin, Linneo le daba gran significación a la reproducción sexual de las plantas, la cual recientemente había sido redescubierta.
La base sexual de la clasificación de plantas de Linneo fue controversial en su día; aunque fácil de aprender y usar, claramente no daba buenos resultados en muchos casos. Algunos críticos también la atacaban por su explícita naturaleza sexual: un oponente, el botánico Johann Siegesbeck, la llamó "aborrecible prostitución". (Linneo tuvo, sin embargo, su venganza; nombró una pequeña e inútil maleza europeaSiegesbeckia.) Los sistemas posteriores de clasificación siguen principalmente la práctica de John Ray de usar evidencias morfológicas de todas las partes del organismo en todas las etapas de su desarrollo. Lo que ha permanecido del sistema linneano es su método de clasificación jerárquica y el uso de la nomeclatura binomial.
Para Linneo, las especies de organismos eran entidades reales, que podían agruparse en categorías superiores llamadas géneros. Por sí mismo, esto no era nada nuevo; desde Aristóteles, los biólogos habían usado el término género para un grupo de organismos similares, y entonces buscaban definir la differentio specifica -- la diferencia específica de cada tipo de organismo. Pero variaban las opiniones sobre como agrupar los géneros. Los naturalistas de su época usaban, con frecuencia, criterios arbitrarios para agrupar los organismos, colocando juntos todos los animales domésticos o todos los animales acuáticos. En parte, la innovación de Linneo fue el agrupamiento de taxones superiores en órdenes, órdenes en clases, y clases en reinos. Así, el reino Animalia contenía la clase Vertebrata, que a su vez contenía el órden Primates, que contenía el género Homo con la especie sapiens -- humanos. Biólogos posteriores añadieron rangos adicionales entre estos para expresar niveles adicionales de semejanzas.
Antes de Linneo, las prácticas para nombrar las especies variaban. Muchos biólogos daban unos largos y pesados nombres latinos a las especies que ellos describían, los que podían ser modificados antojadizamente; un científico que comparara dos descripciones de especies no podría decir a que organismos se referían esos nombres. Por ejemplo, la común rosa silvestre era referida por diferentes botánicos como Rosa sylvestris inodora seu canina y como Rosa sylvestris alba cum rubore, folio glabro.
La necesidad de un sistema funcional para nombrar se hizo mayor con la enorme cantidad de plantas y animales que eran traídas de vuelta a Europa desde Asia, África y las Américas. Luego de experimentar con varias alternativas, Linneo simplificó inmensamente el proceso, designando con un nombre latino para indicar el género, y otro como nombre "abreviado" para la especie. Los dos nombres forman el nombrebinomial ("dos nombres") de la especie. Por ejemplo, en su trabajo de dos volúmenes Species Plantarum (Las Especies de Plantas), Linneo renombró al rosal silvestre Rosa canina.
Este sistema binomial se convirtió rápidamente en el sistema estándard para nombrar las especies. La prioridad zoológica y la mayor parte de la botánica empieza con Linneo: los nombres de plantas más antiguos aceptados como válidos actualmente son los publicados en Species Plantarum, en 1753, mientras que los nombres más antiguos de animales son los de la décima edición de Systema Naturae (1758), la primera edición que usa consistentemente el sistema binomial. Aunque Linneo no fué el primero en usar binomios, él fué el primero en usarlos consistentemente y, por esta razón, los nombres latinos que los naturalistas usaban antes de Linneo usualmente no se consideran válidos según las reglas de nomeclatura.
En los primeros años, Linneo creía que las especies no solamente eran reales sino que también eran inmutables, escribiendo Unitas in omni specie ordinem ducit (La invariabilidad de las especies es la condición para el órden [en naturaleza]). Pero Linneo observó como especies diferentes de plantas podían hibridarse, creando formas que semejaban nuevas especies. Abandonó el concepto de que las especies eran fijas e invariables, y sugerió que algunas -- y quizás la mayoría -- de las especies en un género podían haberse originado luego de la creacción del mundo, a través de hibridización.
En sus intentos por crecer plantas foráneas en Suecia, Linneo también teorizó que las especies de plantas pudieran alterarse a través del proceso de aclimatización. En sus últimos años de vida, Linneo investigaba lo que él creía que eran casos de cruzamientos entre géneros, y sugirió que, quizás, pudieran originarse nuevos géneros por medio de la hibridización.
¿Fué Linneo evolucionista? Es verdad que abandonó sus primeras ideas sobre la fijeza de las especies, y es verdad que la hibridización ha producido nuevas especies de plantas y, en algunos casos de animales. Pero para Linneo el proceso de generación de nuevas especies no era abierto ni ilimitado. Cualquier nueva especie que pudiera haberse originado de la primae speciei, la especie original en el Jardín de Edén, todavía formaba parte del plan de creacción de Dios, porque ellas habían estado siempre potencialmente presentes.
Linneo notó la lucha por la supervivencia -- una vez dijo que la Naturaleza era una "tabla de carnicero" y una "guerra de todos contra todos". Sin embargo, él consideraba que la lucha y la competencia eran necesarias para mantener el equilibrio de la naturaleza, parte del Órden Divino. El concepto de evolución abierta, no necesariamente gobernada por un Plan Divino y sin una meta predeterminada, nunca se le ocurrió a Linneo; la idea le hubiera sorprendido. Sin embargo, la clasificación jerárquica y la nomeclatura binomial, muy modificadas, ha permanecido durante más de 200 años como estándares. Sus escritos han sido estudiados por todas las generaciones de naturalistas. La búsqueda por un "sistema natural" de clasificación todavía continúa -- excepto que ahora los taxónomos tratan de descubrir y usar como base para la clasificación las relaciones evolucionarias de los taxones.

Biografías Alexander von Humboldt (1769-1859)


Alexander von Humboldt
Federico Guillermo Enrique Alejandro de Humboldt nació en Berlín (Alemania) el 14 de septiembre de 1769 en el seno de una familia de la nobleza prusiana.
Alejandro, al igual que su también famoso hermano Guillermo, recibió una educación esmerada y dirigida por profesores privados muy notables. Durante su adolescencia recibe clases de Filosofía, Física, Idiomas, Grabado y Dibujo. Para complacer los deseos de su madre, estudió también Administración. Poco más tarde tiene como guía al naturalista Blumenbach y estudia Botánica con Willdenow. En esa misma época conoce a Jorge Foster, quien le transmite las ideas liberales de su tiempo.
En 1793, Humboldt es designado Superintendente de Minas, después de haber estudiado durante dos años en la Academia de Minería de Freiberg. En ese mismo año publica su primer trabajo sobre Flora subterránea. En 1795, colecciona plantas en los Alpes y un año más tarde se retira de la Administración prusiana, al heredar de su madre una fortuna.
Durante el año de 1797 estudia Astronomía con von Zach y Kohler y viaja hacia Francia, deseoso de emplear su herencia en viajes de investigación y publicaciones. En París, conoce a los notables científicos Cuvier, Laplace, Berthollet y Delambre. También hace amistad con un joven y talentoso botánico y cirujano francés: Aimé Bonpland, con quien se asocia en sus planes de viaje.
Humboldt y Bonpland, después de ver frustrados varios proyectos, deciden viajar a España en marzo de 1799, con el objeto de pedir permiso al Rey Carlos IV para viajar a las colonias españolas en América. La Corte de Aranjuez le concede a Humboldt un amplio pasaporte y, el 5 de junio de 1799, zarpa del puerto La Coruña (España) la corbeta "Pizarro", llevando a los posteriormente famosos naturalistas.
La travesía por el Atlántico se prolongó durante 40 días, incluyendo una escala en las Islas Canarias, que aprovecharon los viajeros para realizar una excursión al Pico del Teide y efectuar otros estudios locales.
Rumbo a Venezuela
La primera etapa del viaje tenía como destino la Isla de Cuba, pero una epidemia a bordo obliga al Capitán de la nave a dirigirse a Cumaná, puerto más cercano en la Tierra Firme, adonde llegan el 16 de julio de 1799.
Fascinados por las bellezas de las costas de Venezuela, deciden adentrarse en el país y casi dos meses después de permanecer en Cumaná y sus alrededores, el 4 de septiembre de 1799, se internan en el Valle de Cumanacoa y llegan a la antigua misión de San Fernando. Pernoctan allí y atraviesan luego las faldas del Turimiquire, hasta llegar al Valle de Caripe.
Tuvieron que luchar contra una naturaleza hostil e hicieron el viaje por el Macizo Oriental en mulas o a pie en condiciones laboriosas, si se toma en cuenta que tenían que colectar y estudiar plantas, animales, rocas y otras muestras, además de transportar pesados y delicados instrumentos de medición.
En Caripe (Estado Monagas), se hospedan en un convento de frailes aragoneses durante una semana y el 28 de septiembre de 1799, exploran la famosa Cueva del Guácharo en 472 metros de profundidad, convirtiéndose así Humboldt en el precurso de la Espeleología científica de América Latina. También para la Ornitología, Humboldt aporta allí una valiosa contribución, al descubrir un nuevo género y especie de ave:Steatornis caripensis, popularmente llamada "Guácharo". Humboldt hizo excelentes dibujos de este animal al salir de la gruta, utilizando dos guácharos que había matado Bonpland.
Siguieron por la ruta de Santa María hacia el Golfo de Cariaco. En Cariaco, se embarcaron de nuevo hacia Cumaná, ciudad que abandonaron el 18 de noviembre de 1799 con destino a Caracas, donde permanecieron alrededor de dos meses y el 2 de enero de 1800 efectuaron la primera excursión científica a la Silla de Caracas. En esa ocasión los acompañó un joven más tarde notable: Andrés Bello.
El 7 de febrero de 1800 se internan por los Valles de Aragua. Visitaron Valencia y Puerto Cabello, regresaron luego a Villa de Cura, para recorrer los Llanos de Calabozo. El 27 de marzo de 1800 llegan a San Fernando de Apure y el 1ro. de abril entran en la confluencia del Apure con el Orinoco. Humboldt realizó experimentos sobre las descargas eléctricas producidas por los peces tembladores de los ríos de los llanos venezolanos, los cuales fueron de gran utilidad para el conocimiento de la Electrofisiología.
La historia del Casiquiare se remonta al año de 1599, cuando Sir Walter Raleigh, famoso caballero y corsario al servicio de la Reina Isabel I de Inglaterra, hizo publicar por cartógrafos holandeses, un célebre mapa en donde se ilustraban sus hazañas en Guayana. En ese mapa no aparece el Casiquiare, sino una cadena de montañas y un gran lago llamado Parima, ubicado entre los ríos Orinoco y Amazonas. En 1744, el sacerdote jesuita Manuel Román hizo una incursión por el Río Negro y el Casiquiare, pero después otros negaron la existencia de ese brazo fluvial.
Uno de los objetivos más importantes del viaje de Humboldt, según, él, era el tratar de verificar científicamente, si existía o no una comunicación natural entre las hoyas hidrográficas de los ríos Orinoco y Amazonas. La existencia del Casiquiare, ese gran brazo de agua de más de 300 kilómetros de curso, había sido afirmada o negada durante muchos años y Humboldt quería comprobar cuál era la verdad científica al respecto.
Los viajeros remontaron, durante todo el mes de abril de 1800, el curso medio del Orinoco y llegaron el 7 de mayo a San Carlos de Río Negro, el punto más austral del viaje por Venezuela. Durante tres días estuvieron en la aldea de San Carlos de Río Negro, región próxima al ecuador terrestre, y una de las más interesantes del Mundo desde el punto de vista climatológico, porque allí convergen los vientos alisios y se forman las llamadas "calmas ecuatoriales" o "zona de convergencia intertropical", que origina gran inestabilidad atmosférica y marcada nubosidad y pluviosidad. Humboldt, sin contar con los recursos modernos de la Climatología, hizo importantes observaciones sobre la masa de aire ecuatorial y aportó valiosos datos para el conocimiento de la misma.
De San Carlos de Río Negro siguieron hacia la desembocadura del Casiquiare el 10 de mayo de 1800 y navegaron por el mismo durante once días, hasta entrar nuevamente en el cauce del Orinoco, demostrando así la comunicación entre las cuencas de los ríos Orinoco y Amazonas.
Humboldt contribuyó al desarrollo de la Cartografía moderna al levantar mapas físicos de algunas de las regiones visitadas de América. En el mapa del Casiquare, por ejemplo, incluye las formaciones vegetales, las fechas de su itinerario y los puntos en donde hizo observaciones astronómicas. Fue el primero en trazar las "líneas isotermas" que actualmente se utilizan en los mapas climáticos y que indican las temperaturas en todos los lugares, en un momento dado.
Alejandro de Humboldt
Durante todo el viaje por el Nuevo Continente, Bonpland y Humboldt recolectaron numerosas plantas y estudiaron más de un millar de especies. Humboldt también se interesó mucho en la distribución geográfica y altitudinal de las plantas (Fitogeografía), levantando perfiles de mapas sobre la distribución de diversas asociaciones vegetales. En sus viajes descubrió un principio ecológico importante, qe es el de la relación que hay entre la latitud y la altitud, al describir que subir una montaña en el trópico es análogo a viajar desde el Ecuador hacia el norte o hacia el sur, en términos de clima y vegetación.
Ellos fueron menos afortunados en la recolección de especímenes zoológicos. Muchos de los ejemplares no pudieron ser colectados o preservados y algunos envíos que hicieron a Europa se extraviaron. Afortunadamente, sus amplias descripciones y excelentes dibujos de campo, permitieron publicar con validez algunas especies nueva, como el "Mono chucuto" (Cacajao melanocephala) del Casiquiare y el pájaro "Guácharo" (Steatornis caripensis) del Valle de Caripe.
De regreso por el Orinoco, llegan a Angostura (hoy Ciudad Bolivar) y se dirigen por tierra hacia Píritu y Barcelona. De allí se trasladan por tercera vez a Cumaná.
Las observaciones de Humboldt sobre la sismicidad de Cumaná y sus posibles relaciones con la actividad volcánica en algunas islas de las Antillas, son de escaso valor científico para la Seismología y Vulcanología actual. En cambio, sus estudios sobre un eclipse de sol en Cumaná y otras observaciones astronómicas son de gran importancia.
Huella de Humboldt por América
El 24 de noviembre de 1800, Humboldt y Bonpland abandonan definitivamente Venezuela con destino a Cuba. Después de estudiar esa isla durante dos meses, aproximadamente, siguen rumbo al puerto de Cartagena de Indias (Colombia). El recorrido por Colombia se prolongó durante un año, con valiosos resultados. En ese país conocieron a los sabios Mutis y Caldas.
El viaje por Suramérica llegó hasta Ecuador y Perú. En el Ecuador exploraron varios volcanes, entre ellos el famoso Chimborazo, que en esa época se creía que era el más alto del planeta. Los estudios de Humboldt en Perú sobre el desarrollo de las culturas indígenas y la influencia hispana son de gran valor para la Antropología Cultural.
La Oceanografía Física también se ha visto enriquecida con las observaciones y mediciones que hizo Humboldt sobre las aguas del Océano Pacífico, descubriendo la corriente marina que, posteriormente, fue bautizada con su nombre (Corriente de Humboldt).
El 15 de febrero de 1803, se dirigen por mar hacia Acapulco, México, país que visitaron hasta el 7 de marzo de 1804. En México, Humboldt desplegó una gran actividad y sus principales estudios allí se refieren a la Geopolítica, Antropología General, Cartografía, etc.
Al abandonar México, vuelven brevemente a Cuba y, en abril de 1804, viajan hacia los Estados Unidos donde pasan 3 semanas. Allí se encuentran con el Presidente Tomás Jefferson. Luego siguieron su viaje hacia Europa, llegando a Burdeos (Francia) el 3 de agosto de 1804.
Humboldt se residenció en París durante poco más de veinte años y allí conoció en 1804 al joven Simón Bolívar, con quien lo unió una gran amistad, que mantuvo hasta la muerte del Libertador. En 1805 comienza a escribir su obra dedicada a México. A partir de 1807 y hasta 1834 va apareciendo, en treinta volúmenes, su grandiosa obra relativa al viaje por América. Finalmente su fortuna desapareción a consecuencias de sus viajes y el financiamiento de sus publicaciones.
En 1827 regresa a Berlín donde el Rey de Prusia lo nombra su consejero. Dicta importantes conferencias, que agrupaban a un público de los más diversos estratos intelectuales, sociales y económicos. Estas conferencias llegaron a ser tan populares que, cada vez, había que buscar salones mayores debido a la cantidad de asistentes.
El Zar de Rusia lo invita a visitar su país y, en 1829, a los 60 años de edad, emprende un nuevo gran viaje, atravesando toda Rusia, por Siberia, hasta la frontera con China, durante casi un año. Este viaje le sirvió a Humboldt para cotejar los aspectos geográficos en dos continentes. Una de sus recomendaciones fue que se establecieran estaciones meteorológicas en todo el país, las cuales fueron establecidas en 1835. Los datos obtenidos en estas estaciones permitieron que Humboldt desarrollara el "principio de continentalidad", que las regiones interiores de los continentes tienen climas más extremos debido a la ausencia de la influencia moderadora del océano.
Gran divulgador de la Ciencia
A su regreso de Rusia cumple varias misiones diplomáticas por encargo del Rey de Prusia, y desde 1834 comienza a aparecer su gran obra final: "COSMOS", en cinco volúmenes, el último de los cuales fue publicado a partir de 1860, después de su muerte. "Cosmos" o la "Idea General de una descripción física del Universo" representa una síntesis filosófica de todos los conocimientos de su tiempo.
Humboldt era una fuente inagotable de sabiduría y adquiría sus conocimientos con extraordinaria rapide, todo ello facilitado por el dominio que tenía de varios idiomas, incluyendo algo de español. Trabajó arduamente por la Ciencia durante 70 años y empleó su fortuna personal en sus viajes, publicaciones, y en alyudar a otros científicos jóvenes y de escasos recursos.
El pensamiento de Alejandro de Humboldt también profundizó en los problemas sociales. Fue un abierto enemigo de la esclavitud y combatió toda forma de opresión y discriminación. Bolívar solía decir de Humboldt: "Descubridor científico del Nuevo Mundo cuyo estudio ha dado a América algo mejor que todos los Conquistadores juntos".
El 6 de mayo de 1859 se apagó esta vida extraordinaria y sus restos fueron sepultados en el panteón de Tegel, al fondo de un hermoso bosque.

Biografías Aimé Bonpland (1773-1858)

Aimé Jacques Alexandre Goujaud Bonpland, famoso botánico y médico francés que acompañó aHumboldt en su viaje por América, nació en el pueblo de Saint-Maurice, cerca del puerto de La Rochelle (Francia) el 28 de agosto de 1773. Era hijo de Simon-Jacques Goujaud-Bonpland, un distinguido médico y cirujano jefe en el hospital de La Rochelle, y su esposa Marguerite-Olive de la Coste.
Bonpland realizó sus primeros estudios en una escuela local y entonces, junto a su hermano Michel Simon, fue enviado a París a estudiar medicina. Al tiempo que estudia medicina, Bonpland desarrolló un fuerte interés en la historia natural, llegando a conocer a algunos de los principales científicos del período. En botánica, fue influenciado por las enseñanzas de A.-L. de Jussieu y R. L. Desfontaines.
Bonpland estuvo en París de 1791 a 1794, cuando fue llamado al servicio militar por la República Francesa. Sirvió como cirujano naval en el puerto de Toulon y completó su período de servicio en 1795, regresando a París ese mismo año, graduándose de cirujano de tercera un año más tarde.
Mientras estudiaba medicina, Bonpland no descuidó su interés en la historia natural; en este momento de su vida, no estaba seguro de su futura carrera, pero no hay dudas de que los estudios botánicos les eran más importantes que la medicina. También desarrolló un interés por los viajes y las exploraciones.
Viaje al Nuevo Mundo
Bonpland conoció a Alejandro de Humboldt en el Hotel Boston de París en 1798 e intercambiaron ideas sobre un gran viaje de investigación que planificaba Humboldt. Después viajaron juntos por el interior de Francia y España.
Los jóvenes naturalistas se embarcan en el puerto La Coruña (España) el 5 de junio de 1799 con destino al continente americano y llegan a las costas de Cumaná el 16 de julio de 1799. Deseosos de enriquecer el conocimiento de las Ciencias Naturales, se internaron dentro de Venezuela hacia el Orinoco, siguiendo las huellas de Pedro Loefling, primer especialista en Botánica que estudió la flora de Venezuela. Loefling, de origen sueco, era discípilo de su compatriota Carlos Linneo, célebre naturalista y padre de la nomeclatura sistemática en Botánica y Zoología.
Había transcurrido casi medio siglo de la visita de Loefling a Venezuela cuando Humboldt y Bonpland inciaron su extenso recorrido por Venezuela, recolectando y estudiando numerosas plantas, animales y otras muestras.
Bonpland durante el viaje por las colonias españolas en América se ocupó principalmente de la recolección y diseño de figuras de numerosos géneros y 6,000 especies de plantas tropicales acompañadas de sus descripciones y propiedades. También se dedicó el notable botánico a la captura y preservación de insectos, que fueron estudiados por el famoso entomólogo francés Latreille y publicados en la Colección de Observaciones de Zoología y Anatomía Comparada (1811).
Para complementar las brillantes observaciones de Humboldt, Aimé Bonpland llevó, durante los cinco años que duró todo el viaje, un diario de Botánica con más de cuatro mil descripciones sistemáticas de plantas equinocciales y diversas observaciones sobre vegetales insuficientemente descritos. Humboldt contribuyó en todas estas tareas en menor proporción. Durante el extenso recorrido, que otorgó gran fama a ambos hombres de ciencia, Bonpland reunió un herbario de 60,000 plantas -del cual la décima parte correspondía a especies descubiertas por él- que entregó al Jardín de Plantas de París.
En París
A su regreso de América, Bonpland se residencia en París para preparar, junto con su infatigable amigo Humboldt, la publicación de los resultados científicos del periplo por el Nuevo Continente.
Humboldt y Bonpland eran recibidos en los grandes salones de París con admiración y, en una de esas recepciones, conocieron en 1805 al joven Simón Bolívar, con quien los unió desde entonces una inquebrantable amistad.
Desafortunadamente, numerosos problemas ajenos a la Ciencia no permitieron una participación más efectiva de Bonpland en la redacción y publicación de los resultados botánicos del viaje americano y, por ello, Humboldt tuvo que recurrir a la colaboración de los notables botánicos C. Willdenow y C. S. Kunth para completar la extensa obra.
En 1808, la Emperatriz Josefina Bonaparte lo nombra Intendente de la Malmaison, famosa residencia de campo rodeada de numerosas plantas exóticas. Bonpland permaneció al servicio de la Malmaison hasta 1814, fecha en la que murió la emperatriz. Fue entonces cuando Bonpland decidió volver a América, aceptando el ofrecimiento de Simón Bolívar para radicarse en Venezuela. Finalmente se decidió por Buenos Aires después de que Bernardino Rivadavia, Sarratea y Belgrano lo invitaran cuando lo conocieron en Londres, en 1814.
De nuevo hacia América
Bonpland se embarcó el 23 de noviembre de 1816 y llegó a Buenos Aires el 29 de enero de 1817, acompañado por su esposa, dos jardineros, libros, gran cantidad de semillas y dos mil plantas (medicinales, frutales, hortalizas). Se propuso fundar el Jardín Botánico con la ambición de echar las bases definitivas del Museo de Historia Nacional, pero la situación creada por las necesidades de la guerra de la Independencia demoraron la concreción de la iniciativa. Mientras estuvo en Buenos Aires ejerció su profesión de médico y colaboró con periódicos locales en cuestiones vinculadas con las ciencia naturales. En 1818 solicitó y obtuvo el cargo de Profesor de Historia Natural de las Provincias Unidas y emprendió diversas expediciones por el interior del país y también por la isla Martín García, volviendo siempre con mamíferos, peces, plantas, reptiles, fósiles y flores. En 1821 fue nombrado catedrático de materia médica del Instituto Médico Militar, aunque nunca ejerció la cátedra.
Dado que las circunstancias políticas de aquel momento no permitían realizar el Jardín Botánico y el Museo que él proyectaba, decidió hacer un viaje al Paraguay y a la hoy provincia de Misiones, viaje que inició a fines de 1820 estableciendo su cuartel general en Corrientes. Desde allí emprendió excursiones, no sólo con fines científicos, sino también con el propósito de fundar una colonia agrícola para la explotación de la yerba mate, ya que en 1821 había propuesto a Ramírez, caudillo entrerriano, la explotación metódica de los yerbatales misioneros y éste le prestó su apoyo.
Interesado en el cultivo comercial de la yerba mate, desarrolló una próspera plantación y empleó también su tiempo en recolectar plantas, insectos, conchas y otros especímenes de interés científico.
No sospechaba el destacado naturalista que sus actividades nobles y pacíficas despertarían recelo en el "Dictador Supremo" Doctor José Gaspar Rodríguez Francia, que gobernaba en forma paranoide al vecino Paraguay.
En la noche del 8 de diciembre de 1821, las tropas del Dictador penetraron en el territorio en litigio con Argentina, destruyeron el establecimiento agrícola del sabio Bonpland y dieron muerte a humildes habitantes e hirieron y secuestraron a Bonpland. Posteriormente fue confinado, por orden del Dr. Francia, en la aldea de Santa María de Fe. El secuestro de Bonpland se prolongó durante diez años. No obstante, se le permitió dedicarse a labores agropecuarias. También se utilizaron sus servicios médicos y humanitarios.
Los nobles y geniales amigos de Bonpland, El Libertador Simón Bolívar y el sabio Humboldt, interpusieron toda su influencia para rescatar su libertad. Bolívar escribió el 23 de octubre de 1823 una famosa carta desde Lima al Dictador del Paraguay pidiéndole la libertad de Bonpland. Entre otras cosas decía: "Desde los primeros años de mi juventud tuve la hora de cultivar la amistad del Sr. Bonpland y del Señor Barón de Humboldt, cuyo saber ha hecho más bien a la América que todos sus Conquistadores".
La libertad de Bonpland estuvo planteada desde 1829, pero se hizo efectiva dos años después, el 8 de febrero de 1831. Luego se dirigió a San Borja, en Brasil, y se establece allí en medio de la soledad y la pobreza.
Durante varios años, Bonpland estuvo olvidado en Europa y muchos pensaban que había muerto. Sin embargo, Humboldt y otros sabían de su existencia y fue honrado tanto en Francia como en Alemania al cumplir 80 años. En 1853, se inició la revista Bonplandia, y fue condecorado por el Rey de prusia en 1854.
En Francia se gestionaba el regreso de Bonpland a su patria, pero éste sólo manifestó deseos de visitar Europa para depositar sus colecciones, adquirir libros y regresar a su retiro, ahora voluntario, en Suramérica. En esos términos escribió su última carta a Humboldt.
Aimé Bonpland murió a los 85 años de edad el 10 de mayo de 1858 en su establecimiento rural de Santa Ana (localidad conocida actualmente como Bonpland) consecuente con sus principales virtudes: sabiduría, humildad y bondad. Inmediatamente su hija lo transporta a Paso de los Libres (conocido entonces como Restauración), en la provincia Corrientes (Argentina), donde fue enterrado.

Biografías de Naturalistas

Pedro Joaquín Bermúdez (1905-1979)
Pedro Joaquín Bermúdez
En el pequeño poblado de Vega Alta, provincia de Villa Clara, nace este ilustre paleontólogo cubano en el año de 1905. Apenas a un año de haberse graduado de Doctor en Farmacia, en la Universidad de la Habana (1935), la "John Simon Guggenheim Memorial Foundation" de New York le otorga una beca por dos años (1936-1937). Durante esta etapa se dedicó intensamente al estudio de los foraminíferos, asesorado por el Dr. Joseph A. Cushman en el Cushman Laboratory for Foraminiferal Research, en Sharon, Massachusetts.
Desde muy temprano, el joven Bermúdez sintió un irresistible interés por el estudio de la naturaleza, iniciándose al lado del Dr. Salvador de la Torre y Huerta, con quien cursó la asignatura de Historia Natural en el Instituto de Segunda Enseñanza de Santa Clara. El Dr. de la Torre recomendó su discípulo a su hermano, el eminente sabio cubano Dr. Carlos de la Torre, quien supo valorar las cualidades del joven naturalista y lo nombró su ayudante honorario durante muchos años en la Universidad de la Habana.
En 1948 finaliza su carrera de Doctor en Ciencias Naturales en la citada Universidad, donde años más tarde ocupa la plaza de profesor de la cátedra de zoología.
Desde los años de estudiante, Bermúdez realizó numerosos viajes de colecta de moluscos terrestres por toda la isla, llegando a reunir más de 10.000 lotes de especies, de los cuales un gran porcentaje incluía nuevas especies para la ciencia. Es así que colabora con su maestro en incrementar su colección y a la vez comienza una extensa colección privada de moluscos cubanos.
Con la llegada a Cuba del geólogo norteamericano Dr. Robert H. Palmer y su esposa, la Sra. Dorothy Palmer, surge el interés de Bermúdez por el estudio de los foraminíferos vivientes y fósiles del país, a lo cual se dedicó por entero, después de donar su colección de moluscos terrestres al Museo "Felipe Poey" de la Universidad de la Habana. Parte de esta colección se encuentra en el Museo de Zoología Comparada de la Universidad de Harvard.
Los diversos recorridos geológicos realizados por Bermúdez, muchas veces en compañía de los esposos Palmer y a veces hasta solo, le permitieron familiarizarse con la estratigrafía y la geología general de Cuba, así como reunir una enorme cantidad de muestras paleontológicas, con las que comenzó su valiosa colección de foraminíferos. En dicha colección se conservan los topotipos de numerosas especies nuevas para la ciencia, que fueron descritas por él y sus colaboradores.
En 1935, el Dr. Bermúdez publicó su obra Foraminíferos de la Costa Norte de Cuba, excelente fuente de información sobre estos organismos, que desde 1839, en que Alcides D'Orbigny publicó su libro sobre los foraminíferos recientes de Cuba, en la obra de La Sagra, no se había realizado estudio alguno.
En 1938, el Dr. Bermúdez participó en una campaña oceanográfica a bordo del barco ATLANTIS, de Woods Hole Oceanographic Institution, enriqueciendo su colección con muestras de los mares profundos que rodean a Cuba, y de foraminíferos recientes. Posteriormente fue contratado por la compañía petrolera Standard Oil de New Jersey para trabajar como micropaleontólogo en la República Dominicana, de donde publica la excelente obra "Smaller Foraminifera of the Dominican Republic".
Pedro Joaquín Bermúdez
Transferido a Cuba, trabajó durante varios años en la Standard Oil Co. de Cuba y durante este tiempo tuvo la oportunidad de estudiar extensas colecciones de muestras paleontológicas de Cuba, Panamá, Costa Rica y Guatemala, aumentando sus conocimentos estratigráficos de América Central.
En 1949 terminó su obra "Contribución al Estudio del Cenozoico Cubano", publicada en 1950, donde por primera vez en Cuba se hace un estudio de la estratigrafía del terciario principalmente basada en microfósiles. Dos años después, en 1952, publicó su obra Contribución al Estudio de los Foraminíferos Rotaliformes.
Fue transferido a la Creole Petroleum Corporation en Venezuela (subsidiaria de la Standard Oil de New Jersey), donde continuó preparando su publicación "Las Formaciones Geológicas de Cuba", cuyos materiales donó a Cuba en su última visita en 1960. Dicho manuscrito fue entregado a su sobrino el también conocido micropaleontólogo Dr. Gustavo Furrazola y Bermúdez. El texto íntegro de dicha obra fue publicado por el hoy inexistente Instituto Cubano de Recursos Minerales, que constituye una obra de consulta obligada para los estudiosos de la Estratigrafía, Geología y Paleontología cubanas.
Durante varios años el Dr. Bermúdez prestó sus servicios profesionales en el Ministerio de Minas e Hidrocarburos en Caracas y al mismo tiempo fue profesor de Micropaleontología en la Universidad Central de Venezuela.
El Dr. Pedro Joaquín Bermúdez fue miembro de numerosas sociedades científicas entre las cuales pueden citarse:
  • Miembro Honorario del Instituto Cubano del Petróleo
  • Miembro vitalicio de la Sociedad Cubana de Historia Natural
  • Fellow de la Geological Society of America
  • Fellow de la Paleontological Society of America
  • Miembro de la American Association of Petroleum Geologists
  • Miembro de la Cushman Foundation for Foraminiferal Research
  • Miembro de la Society of Economical Paleontologists and Mineralogists
  • Miembro de la Sociedad de Historia Natural de La Salle, de Caracas
  • Miembro de la Sociedad Mexicana de Geólogos Petroleros
  • Miembro de la Societé Paléontologique Suisse
  • Miembro de la Societé Géolgique de France, etc.
La magnífica colección de Foraminíferos de Bermúdez, constituye la más completa de la región Caribe-Antillana y se encuentra en la Universidad Central de Venezuela. En adición, el Dr. Bermúdez poseyó la mas completa biblioteca especializada en geología y paleontología de la región Caribe-An